LOS GUARANÍES
Lucía Ruiz Mac Lean 2 "A"
Los Guaraníes habitan actualmente, al igual que lo hacían en el pasado, el territorio que corresponde al suroeste de Brasil, noreste de Argentina, Paraguay, parte de Bolivia y parte de Uruguay.
VESTIMENTA
Los hombres usaban un taparrabos de algodón o un chiripá que consistía en una tela que envolvía la cintura y llegaba hasta las rodillas. En el sur que el clima es más frío podían abrigarse con una capa corpa de algodón o de piel. Las mujeres usaban el tipoy o tupai, que consistía en una túnica de algodón sujeta sobre el hombro. Todas sus piezas podían tener diseños pintados de guardas geométricas.
ECONOMÍA
Su estructura económica se sostenía sobre la agricultura, para lo que cada grupo tomaba exclusividad sobre una extensa área territorial; cada familia recibía a su vez un lote de tierra en las plantaciones y a cada esposa correspondía su huerta. Sus principales plantaciones eran las de maíz, mandioca, calabaza, poroto y tabaco. Las jóvenes y las niñas también practicaban la cestería, y exclusivamente a las mujeres correspondía el trabajo en cerámica. Los hombres hacían el desmonte, cazaban, pescaban y se dedicaban a la cestería
ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL
ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL
Se asentaban en aldeas ocupando los claros de la selva. Las familias habitaban en casa comunales encabezadas por un jefe que tenía su aposento en el centro de la vivienda. La casa era una sola habitación de hasta sesenta metros, y en ella cabían entre sesenta y ciento veinte personas.
RELIGIÓN
Los Guaraníes son monoteístas. El hecho de que los guaraníes no poseyeran templos, ni ídolos o imágenes para venerar, ni grandes centros ceremoniales, hizo pensar a los conquistadores que se trataba de un pueblo sin ningún tipo de creencias religiosas. La verdad era otra, la religiosidad existía y era profundamente espiritual, a tal punto de no necesitar de templos ni de ídolos tallados.
Los Guaraníes son monoteístas. El hecho de que los guaraníes no poseyeran templos, ni ídolos o imágenes para venerar, ni grandes centros ceremoniales, hizo pensar a los conquistadores que se trataba de un pueblo sin ningún tipo de creencias religiosas. La verdad era otra, la religiosidad existía y era profundamente espiritual, a tal punto de no necesitar de templos ni de ídolos tallados.
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