Los onas o selknam
Los onas o selknam son un pueblo originario que vivió hasta principios del siglo XX en el norte y centro de la Isla Grande de Tierra del Fuego, es decir en el territorio más austral del continente americano. Ellos eran nómadas terrestres, cazadores y recolectores.
El origen de su nombre.
«Selknam», «selk'nam» , «shelknam» o «dewak» es el nombre que recibía este pueblo por parte de los tehuelches (tribus cercanas y relacionadas con los selknam), mientras que el término «ona» proviene del idioma yagán.
La palabra "Ona" es un término de la lengua de los yaganes, quienes habitaban el sur de la isla, que significa Norte.
¿Cómo se veían?
Los varones eran altos, con una talla media de 1,80 m, musculosos, corpulentos, anchos de hombros, de tez bronceada y de gran agilidad lo que les permitía tener éxito en la caza. Las mujeres eran más bajas y tendientes a aumentar de peso.
Ambos sexos tenían una resistencia excepcional al frío extremo de esas latitudes. Basta ver que en la mayoría de fotografías están desnudos o semidesnudos, cubiertos parcialmente con pieles de guanaco, su principal presa y fuente de subsistencia. De hecho, como protección contra el frío, los onas se recubrían el cuerpo con grasa de guanaco, algo que les ayudaba a mantener el calor corporal.
Los selk'nam usaban mocasines de cuero rellenos de pasto y, a veces, polainas. Estos mocasines tenían corta duración y hacerlos era una tarea muy frecuente.
El cabello era llevado largo y colgante a ambos lados del rostro; a veces lo ordenaban con un peine de barba de ballena y las mujeres lo cortaban sobre la frente en forma de flequillo. Los varones no usaban barba ni bigote y se depilaban las cejas y el poco vello corporal que tenían. A veces se lavaban en arroyos o lagunas, o se frotaban con pasto o musgo húmedos, pero el aseo no solía ser ni diario ni sistemático.
Los selk'nam solían pintarse con pigmentos negro, blanco y rojo con motivos y diseños sencillos pero variados, que podían tener significados relacionados con las situaciones que se estaban viviendo o los estados de ánimo.
Idioma
El idioma selk´nam pertenece a la familia chon que incluye también al idioma tehuelche y al idioma haush.
Algunas palabras en su idioma eran eran: Sol: Krenn,
Luna: Kre', Noche: Qawq'n, Día: Kerren, Hombre: Ch'óon, Mujer: Na', Uno: Sóos, Dos: Sóoke, Tres: Sawken, Cuatro:
Konè-sóokèy, Cinco: Kessmarey.
Vivienda
Los selknam, siendo grupos nómades, tenían viviendas de uso temporario y poco elaboradas. Ellos construían dos tipos de viviendas, llamadas kawi, una de forma semicircular y la otra en forma de cono. Las construían con palos clavados en la tierra con los que formaban una estructura que cubrían con pieles de animales.
Alimentación
Los
selknam se alimentaban de aves, guanacos, y tucutucus, lo que los habitantes de
haruwen costeros complementaban con la recolección de productos marinos, como
mariscos que encontraban en la playa o alguna ballena varada; y de frutos
silvestres como los del calafate y la chaura.
La
búsqueda de alimento significaba la vida cotidiana. Conseguir comida era tarea
de los varones, quienes se volvieron diestros en el uso del arco y la flecha,
necesario para cazar el esquivo guanaco. Como ellos debían andar siempre al
acecho, las mujeres cuidaban la casa, consumían mariscos si el hambre obligaba
a hacerlo y, durante los traslados, cargaban las tiendas en bolsas de cuero y
cestos de juncos, junto con los utensilios y los hijos que aún no caminaban.
Religión, creencias y mitos.
Su religión era politeísta y creían en algo parecido a un cielo y un infierno después de la muerte.
Los
onas celebraban ritos de iniciación reservados a los varones durante los cuales
los ancianos revelaban los secretos de la tribu a los jóvenes o klóketen. Tal
rito era llamado h'ain y hacía que los
jóvenes dejen de ser niños y pasen a ser adultos. El chamán se encargaba de
liderar todo este ritual, además de imponer toda una serie de duras pruebas de
moral, coraje y resistencia física a los niños que debían dejar de serlo. Este
rito se realizaba en una de sus construcciones alejadas del campamento, para
proteger toda la ceremonia de las miradas curiosas de las mujeres.
Los ritos se basaban en un mito según el cual hubo una época en la que dominaron las mujeres a los hombres y después cambiaron los roles pasando a dominar los varones sobre las mujeres.
Podemos ver esa leyenda en https://www.youtube.com/watch?v=9eiQAQK8WuI
a) La era de la dominación de la mujer
Los onas creían firmemente en una mitología que narraba cómo, en tiempos inmemoriales, las mujeres ostentaban el poder y mantenían subordinados a los hombres. Y lo hicieron de una forma muy ingeniosa: contaron a los hombres que existía un monstruo del inframundo llamado Xalpen, que exigía carne de caza o los hombres empezarían a ser devorados. Las mujeres, lideradas por Kreeh, eran las únicas que podían hacer de intermediarias con esa bestia maligna y otros espíritus. Para hacer creer a los hombres esta historia, muchas mujeres, con máscaras y pintando su cuerpo, hacían apariciones sembrando el terror entre los hombres sometidos, quienes debían cazar, recolectar alimento y cuidar de los niños, mientras las mujeres fingían aplacar espíritus malignos.
b) El descubrimiento de la mentira
Un hombre, marido de Kreeh, descubrió el engaño al escuchar a mujeres burlarse de la ingenuidad de los hombres. Reunió a todos los cazadores de la tribu y asaltaron la choza de las mujeres, matándolas a todas. Solo Kreeh logró huir y, en esa interminable escapada con su marido pisándole los talones, Kreeh se convirtió en la luna (magullada por la pelea que tuvo lugar) y su marido (Kreen) se convirtió en el sol. Ambos fueron condenados a perseguirse eternamente.
c) La inversión de roles
Los hombres, heridos en su orgullo, decidieron adoptar el engaño e instaurar un nuevo orden sobre las niñas, las únicas supervivientes de la matanza que aún no habían sido iniciadas en el h’ain. Se abría una nueva era de poder.
Las pinturas y máscaras del hain
De acuerdo con el mito, los hombres tenían el deber de representar los espíritus con el propósito de mantener su supremacía y un orden favorable. Así se explica el secretismo y exclusividad masculino de este ritual.
Las máscaras, echas de madera y/o cuero de guanaco, se repetían en cada h’ain. Cada una de ellas representaba a un espíritu que tenía su personalidad y rol diferencial. El “actor” debía tener una actitud y movimientos acordes con el espíritu que tenía que representar.
Las pinturas ceremoniales tenían un valor simbólico y se hacían con arcillas. Hombres y mujeres que no representaban a ningún espíritu también se pintaban el cuerpo y el rostro de una forma más discreta, aunque no tenían permitido lucir máscaras.
Organización social
No tenían jefes o caciques, solamente una elite integrada por “chamanes”, sabios y profetas que gozaban de privilegios y reconocimiento social, inspirados en el temor a sus poderes sobrenaturales.
La familia selk'nam podía estar formada por padre, madre, hijos y ocasionalmente otros parientes. El parentesco era consanguíneo y reconocido tanto por línea paterna como materna; había términos diferentes para designar a los tíos de uno y otro lado y distinciones por edad entre los hermanos. Sin embargo, en el matrimonio la mujer se incorporaba a la familia del marido. El lugar de residencia era siempre el de la familia del esposo.
Las familias vivían en forma independiente, aunque solían reunirse cuando quedaba varada una ballena y también por cacerías colectivas, celebración de un hain, competencias deportivas o fallecimiento de alguna persona renombrada. Había también reuniones no periódicas de intercambio de bienes y sociabilidad.
Relación de este pueblo y el origen del nombre “Tierra del Fuego”
El nombre Tierra del Fuego o Tierra de los fuegos se remonta a octubre de 1520, en el viaje durante el cual Magallanes descubrió el Estrecho que hoy lleva su nombre y comunica el océano Atlántico con el Pacífico. Los viajeros no tuvieron contacto con los nativos en ninguna parte del trayecto de 334 millas náuticas. Lo que vieron desde sus embarcaciones fue una gran cantidad de fogatas hechas por hombres al sur de la entrada de dicho estrecho, en la isla que luego sería conocida como Isla Grande.
Si bien Las mujeres ona tenían la responsabilidad de mantener siempre vivo el fuego para calentarse y recibir a los hombres de sus cacerías, es probable que los selk’nam que vieron esas –para ellos- sorprendentes embarcaciones encendieran fuegos para avisarles a otros nativos, tierra adentro, que algo fuera de lo común ocurría.
El brutal exterminio de los onas
En 1905, tan solo 20 años después de que el hombre blanco colonizara Tierra del Fuego, los onas habían sido aniquilados casi en su totalidad. Este genocidio totalmente premeditado, fue impulsado por los propietarios de las nuevas haciendas ganaderas que se desarrollaron en la isla. José Menéndez, poderoso empresario, promovió las llamadas «cacerías de indios» en los que pagaba por cada persona asesinada, fuera hombre, mujer o niño. Las autoridades argentinas y chilenas no hicieron nada para evitarlo.
Otros selknam fueron llevados a Europa para ser exhibidos en zoológicos humanos.
Finalmente, muchos selknam fueron rescatados por misioneros salecianos y llevados a la misión
Actualmente esta raza ya no existe. Hace pocos años murió el último de los onas de ascendencia directa.